Desde el pasado mes de febrero, cada último martes de mes, nos hemos reunido en la biblioteca de la Cooperativa del Campo, en Arenas de Iguña, para poner en común y compartir reflexiones en torno a un libro. Varios son los textos que a lo largo de estos meses hemos leído: La trenza, de Laetitia Colombani, Mi tío Oswald, de Roald Dahl, La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero y Donde el corazón te lleve, de Susana Tamaro.
En estas citas, además de compartir un interés por la lectura, nos hemos juntado con vecinas y vecinos, haciendo de este espacio un lugar para el encuentro y el disfrute. Y es que, pese a que habitualmente asociamos la lectura a una práctica individual, los clubs de lectura se convierten en una estupenda oportunidad para hacer de la lectura una experiencia compartida con numerosos beneficios.
Por citar algunos de ellos: la lectura supone beneficios personales vinculados con la mejora de la autoestima y el autoconcepto. Las personas que participan adquieren más confianza para hablar y expresarse en público, y aprenden habilidades sociales y comunicativas que pueden incorporar posteriormente en su vida cotidiana.
Además, la lectura compartida permite ampliar la propia visión sobre el libro leído, pues se comparten interpretaciones y reflexiones diversas, llevándonos a lugares a los que, a priori, no habíamos reparado individualmente. La conversación que sigue a la lectura, por ello, potencia y enriquece nuestra propia lectura y promueve la empatía, en tanto que participar de un club de lectura implica escuchar puntos de vista diversos sobre los temas que se abordan en el libro y sobre nuestra perspectiva del mundo.
Asimismo, los clubs de lectura pueden ser de utilidad para romper con el aislamiento social y pueden propiciar nuevas conexiones sociales, ampliando nuestra red de relaciones.
Ahora nos despedimos para hacer un parón veraniego, pero retomamos y os esperamos en septiembre con nuevas lecturas y encuentros.
¡Hasta pronto!