Este soy yo y este es mi pueblo

Artículo publicado en El Diario Montañés el 3 de agosto de 2025. Autor: Vicente Cortabitarte.

Los veranos son tiempos de regreso. Meses en los que muchas familias que cambiaron los pueblos por los grandes centros urbanos vuelven a sus orígenes. A reencontrarse con sus raíces, con sus familiares. La mayoría, personas mayores. Vuelven a pueblos que, en estos días, recuperan el bullicio del pasado. Sobre todo, con una imagen: la de los niños que vuelven a tomar sus calles para jugar.

Desde la Asociación de Desarrollo Rural de la comarca Saja-Nansa, a través del programa ‘Viernes’, han entendido que este viaje de vuelta es una fantástica ocasión para crear un punto de encuentro y convivencia entre generaciones. Niños, jóvenes y mayores unidos por el lazo de estas pequeñas localidades. Personas que, muchas veces, se ven y se cruzan por el pueblo estos días sin llegar a conocerse. Para romper esta situación, los responsables del programa ‘Viernes’ han creado el denominado ‘Verano Intergeneracional’. Son talleres participativos pensados para fortalecer esos lazos entre generaciones. Para tomar conciencia del valor histórico y cultural de los pueblos desde los distintos puntos de vista de los años.

La iniciativa se ha programado en tres de los municipios del Valle del Nansa que más han sufrido el problema de la despoblación en los últimos años, con un primer taller que se ha venido desarrollando en el pueblo de Tudanca. Es una joya de la Cantabria rural, pero, en la actualidad, cuenta con tan solo unos 150 vecinos en sus más de cincuenta kilómetros cuadrados. A mediados del pasado siglo tenía 1.188.

La biblioteca de Tudanca albergó distintos encuentros. Cortabitarte
A lo largo de las mañanas de cinco jornadas, niños, adolescentes y mayores se juntaron. Para –algo tan sencillo y a la vez tan importante– conocerse y charlar. Los más pequeños fueron los encargados de tomar la iniciativa. De preguntar a sus mayores sobre sus vidas, sus costumbres, los modos de vida en el pueblo hace años y sobre las muchas curiosidades que fueron surgiendo espontáneamente.

Cómo era el pueblo antes, si han cambiado sus rincones. Cómo se vivían las fiestas y romerías, si se hacía vida más allá del pueblo… Son solo ejemplos de las preguntas que se formularon a lo largo de las diferentes sesiones y que marcaron los temas a tratar en cada encuentro.

Preguntas que realizaron niños como Lindes, Olaya o Lidia, y a los que respondieron vecinas como Valentina Grande, de 92 años, o Rosi Martínez, de 78, que se sumaron de una manera entusiasta a la propuesta.

Felices
«Nos hemos sentido muy felices, ha sido una gran alegría el compartir estas mañanas con los niños, explicarles cómo vivíamos nosotras en nuestra juventud, nada que ver con su vida ahora», contaban. «Ha sido como una fiesta para nosotras. Se deberían de hacer más cosas como estas», sugería Valentina.

«Conectar a diferentes generaciones nos permite valorar a nuestos mayores y desarrollar el sentido de pertenencia al pueblo»
Y no menos satisfecho se mostraba David Bardón que, con sus quince años, es el único adolescente de Tudanca. «Ha sido muy divertido vivir esta nueva experiencia con nuestras vecinas mayores. He descubierto muchas cosas de nuestros antepasados que desconocía y también me he dado cuenta de las facilidades de las que yo puedo disfrutar que ellos antes no tenían». Toda una vivencia para enmarcar.

«Conectar a diferentes generaciones es fundamental para valorar a nuestros mayores, desarrollar el sentido de pertenencia al pueblo en los más pequeños y, en definitiva, generar una comunidad real que nos permita contribuir a la prevención de la soledad no deseada en nuestro entorno rural», señalaba Álvaro Franco, coordinador de este programa que, tras haber concluido esta semana en Tudanca, continuará en los próximos días en el Valle de Polaciones y, en unas jornadas, conectará con los jóvenes y mayores de Lamasón.