Todas las personas podemos experimentar sentimientos de soledad no deseada en algún momento de nuestra vida, no obstante, hay personas que atendiendo a diversos factores presentan una mayor vulnerabilidad y riesgo de padecerla.
Varias investigaciones actuales indican que las personas migrantes en los países occidentales experimentan con más frecuencia sentimientos de soledad no deseada en relación con la población nativa (Hou et al., 2021). Entre las causas que explican esta mayor prevalencia queremos destacar varias. En primer lugar, es importante señalar que los inmigrantes en Europa presentan ingresos más bajos y reportan problemas de salud graves a una edad más temprana. Una peor salud y un nivel socioeconómico más bajo suponen dificultades para mantener y desarrollar relaciones sociales, lo que redunda en mayores niveles de soledad. Además, hay que tener en cuenta que el proceso migratorio en sí ya implica la existencia de numerosas barreras para establecer nuevas relaciones y conexiones en el país de acogida.
Asimismo, es preciso mencionar una serie de factores específicos que experimentan las personas migrantes, como son la nostalgia, los duelos, las experiencias de discriminación y el sentido de pertenencia a la sociedad de acogida, que también juegan un papel fundamental en la explicación de sus niveles de soledad (Castaneda et al., 2015).
Por otra parte, algunos estudios vinculan la existencia de mayores niveles de soledad con una menor participación de las personas migrantes en actividades sociales y comunitarias, lo que, a su vez, conlleva una menor integración social (Rowan et al., 2020).
Por ello desde el Programa Viernes queremos contribuir a generar espacios interculturales de participación social y comunitaria con el objetivo de prevenir situaciones de soledad no deseada en la población migrante de la comarca de Campoo Los Valles.