Discapacidad y soledad no deseada

El medio rural tiene unos condicionantes que dificultan el acceso a servicios de todo tipo y que son determinantes de situaciones de aislamiento y soledad no deseada. Según datos del CERMI (Comité Estatal de Representación de Personas con Discapacidad), en España hasta un millón de personas con discapacidad (es decir, una de cada cuatro) vive en entornos rurales. Estas personas, además de sortear los obstáculos inherentes a la discapacidad, tienen que hacer frente a otras barreras: las propias de las zonas rurales.

Diferentes informes realizados desde el Observatorio Estatal de la Discapacidad sobre la discapacidad en el medio rural ponen de manifiesto los factores de riesgo de sentir aislamiento y soledad no deseada a los que se enfrenta el colectivo:

  • Problemas de digitalización: los entornos rurales son menos accesibles y existen mayores dificultades de acceso a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) así como problemas de cobertura de telefonía móvil.
  • Fragilidad de las redes de apoyo: en los entornos rurales se hace muy complicado iniciar y mantener relaciones de amistad.
  • Distribución desigual de los recursos: vivir en el medio rural implica tener más dificultades de acceso a servicios como transporte, sanidad, servicios sociales…
  • Situación laboral precaria y bajo nivel económico: a pesar de la existencia de sistemas de protección, la discapacidad continúa estando relacionada con un alto riesgo de pobreza. Además de contar con ingresos bajos se debe hacer frente al sobrecoste de la discapacidad (tratamientos, desplazamientos a citas médicas…)

La tasa de paro es extraordinariamente alta en el medio rural, donde además los contratos son más precarios y los desplazamientos al centro de trabajo son una constante. Todo esto se multiplica cuando hablamos de mujeres con discapacidad, que se enfrentan a una triple barrera: ser mujer, tener una discapacidad y vivir en el medio rural.

Las mujeres con discapacidad del medio rural encuentran mayores dificultades de acceso al empleo y más barreras culturales, sociales y económicas y por tanto sufren un mayor riesgo de pobreza y exclusión social. Esta realidad resalta la necesidad de desarrollar políticas de igualdad inclusión y empoderamiento que permitan una mayor independencia económica y una mayor participación social, así como la implementación de políticas de desarrollo rural que garanticen el derecho a que los servicios en el medio rural sean accesibles a todas las personas. Por estas razones, la ruralidad y la mirada de género son pilares básicos del Programa Viernes.